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Mostrando las entradas de julio 22, 2007

Realmente son expectativas

En mi último escrito tuve un error, mencioné las “espectativas”, en realidad me refería a las "expectativas". La palabra "espectativa" no existe en el diccionario. expectativa. (Del lat. exspectātum, mirado, visto). 1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo. 2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda. 3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé. Les mecionó que aproveché esta mañana para preguntarle a Alexis, el señor al que cada mañana le dejo mis llaves del carro, si era felíz haciendo su trabajo, me respondió que sí, lleva 15 años haciendo lo mismo. Lo único que ha cambiado es que ahora sólo lava un carro diario, antes hacía 4, hoy toma las cosas con mucha más calma. No cambiaría nada, le han ofrecido trabajar en la caja del estacionamiento, y aunque a veces lo hace, siempre a preferido quedarse en su mismo lugar de trabajo.

Diferentes e iguales

Esta semana entendí y pude ver, después de 30 años, como podemos intentar colocar al resto de las personas bajo nuestras mismas expectativas, no somos capaces de reconocer que podemos ser muy diferentes, esperamos de los demás lo mismo que de nosotros. Comparto esto con ustedes y todo aquel que esté dispuesto a leer sin juzgar, reconocer el paradigma, descubrir lo que siempre ha estado delante de nosotros. ¿Qué importa hacer todos los días lo mismo? Hay personas que disfrutan toda su vida haciendo su trabajo de recepcionista, jardinero, barrendero, obrero, motorizado, taxista, y coloque en esta larga lista cualquier trabajo que usted no consideraría como suficiente. El problema surge cuando intentamos colocarles a esas personas nuestras expectativas, cuando vemos en ellas un espejo que muestra nuestro reflejo. Hay personas que no necesitan salir del bachillerato para entrar en la universidad, seguir con un posgrado y terminar un doctorado para sentirse finalmente felices. La felicidad

El precio y tiempo de adaptarse

Esta semana recibí un mensaje de una de las compañías de celular de Venezuela, debía contactarlos porque mi pago no se había podido realizar. Al día siguiente los llamé, recordé que había hecho un cambio en una tarjeta de crédito y olvidé llamarlos para informarles. Era la tarjeta de crédito a la que se cargaba el pago mensual de mi celular. En la llamada, algo me preocupó, pregunté por el saldo que tenía pendiente y me parecía sumamente alto, más de dos veces mi plan mensual, y el del mes en curso, estaba casi alcanzando el doble también. Hoy volví a llamar, quería saber hasta que hora atendían para asistir personalmente, hacer los cambios y poder pagar las deudas, pero los sábados sólo abren hasta las 12 del mediodía y faltaban cinco minutos. Aproveché para realizar varias preguntas, el mes pasado había ajustado mi plan mensual para reducir el pago y adaptarme mejor al consumo que estaba realizando en los últimos meses. Con las respuestas, de la persona que gustosamente me atendió, e