El pasaporte provisional, segunda parte

Esta es la continuación de la historia de dos familias que hacen una cruzada, en Caracas, Venezuela, para obtener el codiciado pasaporte provisional.

La primera parte la puedes leer aquí.


Los seis bajan a la planta baja, donde se dividen ambos padres las taquillas de atención al ciudadano y entrega de documentos. Mientras uno de ellos explica la situación, en atención al ciudadano, le dicen que el pasaporte provisional no sirve para viajar a ese país en Europa, es decir, no hay posibilidad de hacer esa solicitud.

Ante la desesperación, el padre, le explica al funcionario que la hermana de una amiga que viajaba al mismo destino, recibió el pasaporte provisional. Se prende el bombillo y le plantea que el pasaporte provisional es en realidad para que los bebés puedan salir del país, pero que ambos tienen pasaporte de ese país en Europa al que van, en otras palabras, entrar al país al que viajan no es el problema, lo complicado es salir de aquí.

La persona que lo atiende le dice que cuál era la gravedad del caso, el pasaporte provisional se entrega por motivos de fuerza mayor, es decir, un familiar no sólo debe estar grave, al mismo tiempo hay que entregar estudios médicos que lo confirmen. Si está enfermo pero estable, el familiar, no sirve.

En la siguiente ventana, el otro representante logra mayor apoyo, es atendido por una muchacha simpática, de esas con verdadera vocación de servicio. Se le explica lo que debe de entregar y salen los dos coches y cuatro padres corriendo a completar los papeles. En este momento siempre está presente la duda, ¿nos habrán dicho realmente todo lo que tenemos que traer?

A las 11am, luego de un desayuno en tiempo record y de dejar a las madres y niños en casa, están de vuelta los papás con casi todo lo necesario.

Por cierto, el taxi de ida, el que se tomaron en la primera parte, costó Bs.F. 50, para el siguiente se pagaron Bs.F. 40. Luego el medio de transporte pasa a ser el Metro, con un costo de Bs.F. 0,9 por persona, incluye el viaje de ida y vuelta.

Hacen la cola, comienza la revisión y faltan documentos, mientras uno sale corriendo a sacar copias, el otro confiado sonríe y es sorprendido con que debe añadir el reporte que demuestra que los datos de los pasaportes fueron tomados en mayo y todavía falta que se impriman.

El otro regresa, los dos salen corriendo al centro de comunicaciones CANTV más cercano, se encuentran con la sorpresa de que no hay Internet. Hacen llamadas para enviar la información vía fax, pero resuelven correr al siguiente centro de comunicaciones más cercano, 11:15am. Llegan, alquilan dos computadores, por un tiempo de quince minutos cada una, hay que recordar claves, conseguir la planilla exacta, imprimir, pagar y salir corriendo nuevamente al departamento de entrega de documentos.

Ya están en la cola, 11:30am, por tercera ocasión, mientras esperan aparece al fondo Florentino Primera, con su esposa y bebé en coche, uno de los padres recuerda en su mente parte de una canción de su padre, el de Florentino, Alí Primera, y la adapta a la situación:
Que triste en esta cola, mientras tu estás VIP (se lee VI AI PI),
que triste, llegaste a las doce, y ya te van a atender,
yo todavía en la cola, me faltan ya tres personas,
para algo provisional, el pasaporte del niño...
Todo lo anterior hay que leerlo con el ritmo en mente de la canción de Alí Primera de "los techos de cartón".

Está bien, suficiente entretenimiento, logramos llegar y entregar todo, nos dicen que volvamos a la dos, para saber la respuesta al trámite.

Se montan en el metro, se detiene por diez minutos por una falla en algún lado, se dividen los padres, almuerzan, uno da una entrevista de trabajo.

Se presentan a las 2pm, como acordado, puede que un poco después, y les dicen que no hubo nadie que firmara los papeles y que deben volver mañana.

En el regreso a casa por poco perdemos a un padre, el vagón del metro en el que viajaba no contaba con aire acondicionado y llegó bien sudado, pero logró mantener la respiración hasta llegar a la estación deseada, siempre pensando en su familia y en el esperado viaje.

Esta historia tiene una tercera parte, se está trabajando arduamente para darle un final feliz.

Dashiell López


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Comentarios

Qué barbaridad. Lo peor es que estas cosas no están sucediendo nada más en los organismos públicos. Parece que quienes prestan cualquier servicio en Caracas se vengaran con uno de todo lo que han sufrido por la descarada arbitrariedad de Chávez. A veces, cuando estoy en las colas, pienso en lo que pueden haber sido las últimas horas del que me va a atender. Quizás no tuvo agua en su casa, no tiene internet porque tampoco tiene computadora, se levantó a las 5 a.m. para dejar al bebé con una "cuidadora" antes de salir de su barrio, caminó hasta la parada del jeepsero que tomó hasta la parada de camionetica y luego a la de Metro para montarse como salchicha en lata mientras desayunaba la empanada grasienta que se preparó anoche mientras el Presidente vociferaba por TV a la hora de la novela. Voy entrando en pánico mientras me imagino la vida del que está detrás de la taquilla: los tiros de su vecindario, el robo de la motocicleta, los gritos de los vecinos,el olor del baño, el calorón y la lluvia. Tan asustada estoy a medida que avanzo en la cola con lo que podría hacerme en descargo ese servidor o esa servidora, que cuando por fin me toca el turno y timidamente digo "buenos días", brinco cuando pro saludo únicamente me responde: ¿Cédula?

Buena suerte y trata de no darle mucha libertad a tu mente mientras están en la cola...

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