El miedo es libre y contagioso
Segundo día: 14 horas para llegar al destino: Rome, Georgia. No digo destino final, porque esto parece un juego de supervivencia y las pistas te las dan en la tele, la radio y las redes sociales.
En tema de higiene, fueron como 36 horas sin bañarme y debo resaltarlo porque cuando me desperté a buscar agua antes de salir a correr media hora, una señora me dijo: ¿ya te vas a bañar?
En la carretera vi muchos camiones especiales bajando al Sur de la Florida, para mantener las rutas libres de arboles o cualquier obstrucción, como también apoyar para fallas electricas, luego de que Irma, el Huracán, visite la Florida. Vienen bajando constantemente de diferentes estados, algunos de Chicago, Illinois.
La gente en Georgia en lugar de estar molesta por el tráfico, se preocupaban intentando dar rutas alternativas a la I75, que aunque se movía, estaba congestionada. Creo que jamás había recibido Georgia tantos venezolanos sin previo aviso. Los cubanos ya están acostumbrados a los huracanes y el miedo a lo desconocido y las comparaciones con el Huracán Andrew, han hecho que el miedo no sólo sea libre sino contagioso.
Google Maps se perdia por momentos, al igual que las señales de los celulares por las celdas colpasadas por la cantidad de usuarios.
Acabo de conocer a David, viene de la Florida y vivió en Rome, Georgia. Ya me dio buenos datos para conocer, la calle de los restaurantes y el College de Berry.
Está con su esposa y sus hijos que vienen que Jacksonville y Saint Petersburg, hasta me dio su tarjeta.
Lo que más me impresionó fue ver esta mañana a alguien durmiendo en un carro con su perro. Al principio pensé que era una señora buscando algo en el carro, luego vi que adentro había alguien.
En fin, ahora a conocer Atlanta y comer en La Taqueria del Sol.
A los que se quedan, se han ido o se van, cuidense.
Por cierto, la foto la tomé ayer porque me dio mucha risa ver a una casa rodante, motorhome, que se llama "Hurricane".
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