Ingrid, gracias por ser ejemplo


Debo empezar comentando, que aproximadamente un año atrás escuché hablar de Ingrid Betancourt, una excandidata presidencial colombiana secuestrada hace seis años y medio por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Al principio no entendía porque esta mujer se llevaba toda la atención, sabía que el gobierno francés estaba involucrado en las negociaciones para su rescate, pero lamentaba que el resto de los secuestrados no fueran tan importantes, a pesar de que algunos tenían inclusive mucho más tiempo de cautiverio.

Hoy cuando supe de su rescate me sentí obligado a escuchar lo que tenía que decir, y descubrí lo equivocado que estaba sobre ella, sus palabras demuestran la paz que lleva por dentro y el Dios inmenso que esconde en su delgado cuerpo. Ingrid eres puro ejemplo, tienes arte, no puedo dejar de pensar en lo que hemos perdido todo este tiempo sin escucharte. Tienes el futuro que te mantuvo viva y con la esperanza encendida para recuperar el terreno abandonado a punta de fuerza, tienes a tu familia, amigos, Francia, Colombia, Latinoamérica y el mundo entero.

Es difícil expresar lo importante de tus palabras, pero paso aquí a realizar un humilde análisis de las declaraciones que diste.

No sería ilógico pensar que una persona que tiene tanto tiempo privada de su libertad pueda estar llena de rabia, venganza, odio y todos esos sentimiento que como humanos podemos llegar a experimentar, dejaste claro todo lo contrario cuando hablaste de lo que fue la operación de rescate:
"Cerraron las puertas, tomó vuelo y de pronto hubo algo que sucedió y de pronto vi al comandante que durante cuatro años estuvo al mando de nosotros; lo vi en el suelo (...) con los ojos vendados".
Afirmó que no sintió felicidad por dicha imagen, sin embargo, "le di gracias a Dios de estar con personas que respetan la libertad".
Y ahora recuerdo las declaraciones de Clara Rojas, liberada en enero de este año, que contenían la misma intención de paz que las tuyas. Espero que como habitantes de este planeta, no tengamos que pasar por este tipo de experiencias para encontrarnos con nosotros mismos, conocer toda la fuerza que llevamos dentro y que nos mantiene vivos ante tanta adversidad.

Tu agradecimiento a los medios de comunicación, tan sancionados en Venezuela, y espejos que logran reflejar las realidades de los países y te permitían mantener el contacto con el mundo exterior fue aleccionador:
"Yo le debo mucho a los medios de comunicación, si no hubiera sido por ustedes probablemente tampoco estuviera viva", sostuvo.
Entendías que tu liberación es un paso más, pero quedan muchos todavía en la selva y los recordaste, aclarando que su liberación debe pasar en primer término por un proceso de paz:
"Tenemos que sacar a los que quedaron también. Dios quiera que sea por negociación", añadió.
El perdón que otorgas a quienes pretenden, con la fuerza y la violencia como armas, promover cambios a punta de secuestros, vacunas y la comercialización de droga es ejemplar:
"Yo no sé si en este momento el ´mono Jojoy´ y Alfonso Cano se enteraron de lo que sucedió, pero los guerrilleros que dejamos allá los dejamos vivos y Dios quiera que sigan así, que no estén sujetos a ajusticiamientos de las Farc", culminó.
La respuesta a una pregunta sobre el papel que ha jugado el presidente Chávez en la búsqueda de un acuerdo humanitario la dejo a libre interpretación:
"La intermediación de Chávez es muy importante, ellos son aliados importantes en este proceso pero bajo un condicionante: que tiene que ser el respeto de la democracia colombiana, los colombianos eligieron a Álvaro Uribe y no a las FARC"
Gracias a Colombia, a su ejército, su gente y al presidente Uribe, o dicho en tu propias palabras:
“De alguna manera gracias al Ejército mío, de mi patria Colombia, gracias a su impecable operación, la operación fue perfecta”.
Gracias a ti Ingrid, por enseñar lo importante de una visión de futuro, una vida en paz, ser ejemplo, por mantenerte viva y sumarte a la lucha ahora de este lado.

Siempre estaré dispuesto a recordar que los buenos somos más, muchos más y aunque lo que se busca tome su tiempo, siempre llega, las limitaciones supuestas sólo existen en nuestra mente y es hora de comenzar a limpiarlas.

Por último, dejar claro que los secuestros que sufren los colombianos y la violencia que enfrentamos a diario los venezolanos no son culpa de Dios, sino de seres humanos y para enfrentar ambos problemas se necesitan muchas personas como Ingrid, Clara Rojas, como tú y yo.

Dashiell López

Agradezco las notas de Globovisión y Unión Radio de las que tomé las citas textuales.

La imagen de lngrid y su madre son de El Universal.



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