Descartes está equivocado


Hace poco leía en mi agenda 2008, la muy conocida frase que René Descartes, filósofo, matemático y fisiólogo francés, dijo hace más de cuatrocientos años:
"Pienso, luego existo"
Mientras la leía, recordé que Eckhart Tolle, un profesor espiritual contemporáneo no alineado con religión o tradición alguna, señalaba en su libro "The Power of Now" (El Poder del Ahora), que Descartes había expresado el más básico error, equiparar el pensamiento con la identidad y el ser (being).

Al pensador compulsivo, es decir, todos los que vivimos en un aparente estado de separación, en un complejo mundo de problemas y conflictos continuos, un mundo que refleja la cada vez mayor fragmentación de la mente. A ese pensador compulsivo, le cuesta entender que la iluminación es un estado de plenitud, de ser "uno" y por lo tanto estar en paz.

La iluminación debe verse no sólo como el fin del sufrimiento y los conflictos continuos dentro y fuera, también el fin de la esclavitud en la que nos sumergimos con los pensamiento que nunca parecen detenerse.

La identificación con la mente y sus pensamientos, crea un pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean las verdaderas relaciones. Esta pantalla se interpone entre tú y el resto del mundo.

Los bebés nacen sin esa pantalla, con el tiempo y producto de nuestros propios vicios la comienzan a construir.

Esta pantalla de pensamientos crea la ilusión de que en realidad somos dos, la ilusión de que eres tú y otro separado de ti.

El pensar se ha convertido en una enfermedad, y esto sucede cuando las cosas pierden su balance.

Todo lo anterior son traducciones y aportes propios que realizo del increible libro de Eckhart.

Para ponerlo en mis propias palabras, usamos menos del ocho porciento de nuestra capacidad cerebral, y cuando dormimos generamos muchos más pensamientos que cuando estamos despiertos.

Esos pensamientos parecen apropiarse de nosotros, ser un ente con el que nos toca convivir. Debemos volver a ser dueños de nuestros pensamientos.

Nuestros pensamientos son en todo momento pasado o futuro, puro uso del hemisferio izquierdo en nuestro cerebro, porque si estamos presentes, escuchando y atentos (hemisferio derecho), nuestra mente debería estar callada, lo que sucede es que realmente estamos generando pensamientos constantemente, e incluso esos pensamientos han logrado adquirir una identidad que no hay mejor forma de definirla que con la palabra "ego".

Si dudas de lo que te digo, puedes hacer el siguiente ejercicio, mientras caminas está presente, intenta ser el dueño de tus pensamientos, y por lo tanto no tener ninguno, o evitar engancharte con ellos, siente tus pies, escucha lo que sucede a tu alrededor, los diferentes sonidos, olores, activa tus sentidos. Sentirás la paz, calma y tranquilidad que siempre buscamos.

Puedes hacer lo mismo mientras te bañas, manejas al trabajo, o estás delante de tu computadora.

Siempre que me siento a escribir, estoy presente, y siento esa sensación.

Comienza a apagar tu mente, para que puedas luego prenderla a tu antojo.

Esa presencia, ese poder del ahora, del momento presente, nos hace uno, y esa unidad entrega paciencia, calma y tranquilidad.

Estando presente, dejo a mis pensamientos de lado, pero más importante todavía, estoy más vivo que nunca, soy, existo.

Entiendo que es necesario pensar, lo que no puedo compartir es que los pensamientos sean algo autónomo, separado, y marquen nuestro camino, sumado a que la frase de Descartes pretende indicar que sin pensamiento no hay existencia, es decir, aquellos momentos en que mi mente está desconectada dejo de existir.

Que todos los avances a lo largo de los años, décadas y siglos han sido producto de un pensamiento previo es verdad, pero acompañado de muchos momentos de presencia en los que se decidió actuar para convertir en realidad aquellos sueños, y en esos momentos es cuando seguramente más se existía.

Si quieres más pruebas, puedes escuchar a la Dra. Jill Bolte Taylor , o leer su libro "My Stroke of Insight". Ella sufrió un derrame cerebral, con 37 años y siendo una científica dedicada en Harvard al estudio del cerebro, su hemisferio izquierdo encargado de categorizar, organizar, describir, juzgar y con las habilidades de análisis se detuvo. Mientras el hemisferio derecho, el aquí y ahora, el presente, cobró vida, para decirlo en sus propias palabras:
"soy un ser de energía que se conecta a la energía que me rodea, a través de la
conciencia de mi hemisferio derecho".
Estuvo más viva que nunca, pero su historia es digna de un escrito propio.

La presencia demuestra que para existir, ser, en todo caso hay que dejar de pensar, se debe comenzar a estar presente.

Dashiell López

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