El pasaporte provisional, tercera parte

Pensé en colocar "última parte", pero uno nunca debe cerrar las posibilidad, en estos casos, de que estos tres primeros capítulos sean famosos y escriba un cuarto, o comience la secuela de la cédula.

Antes de continuar, recuerden leer la primera y segunda entrega si todavía no lo han hecho.

Volviendo al tema del nunca bien ponderado pasaporte provisional, con duración de un año que ya tengo en mi poder.

Al día siguiente, que se suponía se entregaría el documento, los actores principales recibieron llamadas de una señora muy amable, señalando que debían de asistir al día siguiente, de 8am a 12:00pm, a una cita en el tercer piso, recuerdan, del primer capítulo. Otro día de espera pues.

La recomendación está clara, para recibir un pasaporte provisional, a tiempo, es importante comenzar con, al menos, una semana y media antes.

A las 9am, mientras comenzaban las concentraciones para ir a la Asamblea Nacional y protestar por la perversa Ley Orgánica de Educación, LOE; los padres se dirigían en metro, su nuevo y preferido medio de transporte, hasta el centro de la ciudad.

Llegaron, llenaron dos planillas y se sentaron a esperar. Fueron llamados, luego de una hora, colocaron huellas y firmas, ninguna pregunta, y se les pidió que volvieran a las 2pm para recoger el sagrado papel.

Ya todo fluía como debía. A todas estas, la representante de uno de los padres, es decir, la abuela de uno de los niños, le decía: "tu eres un niño que nació con force y dicen que las personas que nacen con force lo resuelven todo, pero en el último momento". Menos mal que lo conozco bien y no cree en estas cosas.

Bueno, llegaron las 2pm, mientras se bajaban los padres, los dos hombres, en la estación del metro de Capitolio, sentía el efecto de las bombas lacrimógenas que habían sido lanzadas momentos antes contra quienes simplemente ejercían de forma pacífica su derecho a la protesta.

Entregaron sus cédulas, esperaron cuarenta minutos y fueron llamados, recibieron el papel que tanto habían esperado. La gente en la sala se puso de pie, como típica película americana, uno comenzó a aplaudir y poco a poco los demás se fueron uniendo.

Las personas reían, lloraban, y cuando ya bajaban las escaleras, uno de los padres, el que nació con force, se recordó que dejó la cédula y tuvo que regresar a buscarla.

Para que seguir, la misión ha sido cumplida, los objetivos alcanzados.

La próxima tarea para los padres, dentro de unas semanas, será ir en busca del pasaporte total, el que dura cuatro años. Pero esa ya es otra historia.

Me despido, desde una cola en la autopista regional del centro, la están asfaltando.

Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel. Dashiell López

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