A las madres de mi vida

A mi abuela, Mima, con la que compartí menos de 4 años de mi vida. Con sus cartas y su voz me hizo entender lo mucho que me quería y el valor de aceptar que la distancia nos haría ganar libertades.

A mi otra abuela, Ana por cierto, para que pronto pueda conocer a Ricky a Lorenzo y ver lo mucho que ha crecido Sebas.

A mi mamá Venezuela, que me asumió y quiso como a un hijo. Me dio de todo, y yo lo que pude, ojalá pronto vuelvan a ser más los que llegan que los que ves partir. 

A la madre venezolana, que para resolver se ha graduado de honores. La que ha visto a su gente partir, y se ha convertido en material de exportación.

A mi mamá, mamá, que se ha aguantado mis malcrianzas y caprichos, malhumores y disparates y aun así me ha querido como el primer día. Para ella estas líneas, porque en persona no tengo el valor de decir estas cosas. Que la distancia, mientras sea distancia, se sienta corta.

A mi suegra, porque sin suegra no hay Ana y viceversa. Por su fe, que nos protege a todos y a generaciones por venir. Por aquella escena en la que le cerró el paso a Angel para que la cosa se encaminara. 

A mi otra mamá, la que comparte karma con una de las anteriores, la mamá de Sebastián, Ricardo y Lorenzo. Por su paciencia, porque me ha enseñado quitándome el iPad cuando he hecho algo mal, jajajajaja. Por cuidarnos a todos y alimentarnos tan rico. Por ser tan bella.

La que me abrió las puertas de su querer. La que tenía las llaves de mi felicidad. 

A las madres que pasan este día sin sus hijos, o los hijos que pasan este día sin sus madres, para que hagamos valer los momentos compartidos que nos esperan.

Por ustedes, aprovechen que hay que hacer valer este día, no muevan ni un dedo, que para consentirlas estamos hechos.






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