A mis 37

Otro año más, en mi país, Venezuela, en estos tiempos eso se agradece.

Los valores los hemos ido dejando en el camino de una división sembrada que acumula 15 años, cuanto daño hace el resentimiento, la falta de solidaridad, respeto, tolerancia.

En estos días quienes me rodean y acumulan mi edad, pocos años menos o más, invierten tiempo en una decisión importante: nos quedamos o nos vamos.

Esta mañana escuchaba al padre de Luis Daniel Gómez, otro joven venezolano asesinado hace una semana cuando se encontraba montando bicicleta. El papá decía que su hijo era una persona que no guardaba rencor hacia nadie, esposo, hermano, hijo y más importante padre de familia.

Hoy también se cumplen dos meses de las protestas pacíficas, que debido a un mal manejo de la situación por parte del gobierno, ha dejado un lamentable saldo de 41 personas fallecidas.

En medio de todo esto yo cumplo años y me pregunto si vale la pena quedarse o llegó el momento de partir, por nuestros hijos.

La respuesta ya me ha llegado por tres vías, esta frase que me llegó hace poco es la primera de ellas:

"Se puede abandonar a una patria dichosa y triunfante. Pero amenazada, destrozada y oprimida no se le deja nunca; se le salva o se muere por ella. Maximilien Robespierre" 

La segunda es que como le digo o veo a los ojos a los hijos, hermanos, padres,
esposos y esposas de los caídos, los presos políticos y a los estudiantes que apuestan por el país que yo decidí irme.

La tercera es que hacen quienes no tienen la posibilidad, como yo, de irse, ellos a los que tanto les hemos pedido que se unan a la protesta, que sufren más que uno los problemas, sus propios problemas. Les digo que como vi que se ponía la cosa difícil, decidí irme y que espero que logren resolver ellos lo que nos corresponde a tantos, a todos.

No pretendo con esto hacer juramentos o pactos de sangre, pero si ganar tiempo para darle la oportunidad de resurgir a un país que me regalo a los 3 años la libertad, con sus virtudes y defectos. Un país que nos recibió con los brazos abiertos, que no dudo ni un momento en brindar oportunidades, inspirar y hacer realidad muchos de mis sueños.

En este punto estoy, con uno de mis mayores sueños, que quienes estén afuera vuelvan y quienes estamos aquí nos quedemos. 

Le dedico esto a mis padres, a mis hijos y esposa. 





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